Mis dos gatas tuvieron cría a la vez, ergo, en este momento (y por no mucho más, espero) coexisten pacíficamente diez gatos y tres mujeres en mi casa. Esta situación no tan inusual me llevó a pensar un poco... ¿alguna vez se han preguntado por qué tantas mujeres solas tenemos gatos?
Bueno, yo creo que es como una práctica para tener un hombre en casa, si nunca lo tuvieron, o para no olvidarse de cómo se era la cosa, si ya lo experimentamos.
Sé que las comparaciones muchas veces son odiosas, pero... déjenme elaborar :)
Los gatos, al igual que los hombres, son distantes; quieren nuestro cariño, pero sólo cuando ellos quieren. De lo contrario, son más felices estando solos con sus juguetes, u otros gatos.
Los gatos, y los hombres, maúllan (reclaman) cuando no hacemos lo que desean, o cuando tienen hambre, o quieren salir de la casa. Como ellos, huyen asustados si empezamos a llorar y desaparecen a la primera señal de discusión.
Los gatos, como los hombres, nos despiertan en medio de la noche si quieren mimos; no les importa si estamos cansadas, hay que madrugar al otro día, o simplemente no tenemos ganas (y la mayor parte del tiempo se salen con la suya).
Pero lo más importante: los gatos, al igual que los hombres, son bichos que dan muchas satisfacciones (aunque también mucho menos trabajo).
EDICIÓN:
Nuevamente, disculpen mi ataque de misandria. Como le dije a Montevideano en los comentarios: siéntanse en libertad de enumerar en qué una gata se parece, o diferencia, de una mujer ;)