Hace poco el Amigo dijo que ahora que casi, casi, estoy divorciada, ¡podría volverme a casar!! Creo que si fuera creyente hubiera hecho el signo de la cruz, aunque mi falta de fe no evitó que se me escapara un ‘vade retro, Satanás’. Está loco ese hombre, yo a eso no vuelvo más.
Pero a raíz de ese comentario, me puse a pensar un poco. ¿Conocen el término ‘adaptación hedónica’? Bueno, si no lo conocen, les explico: el ‘hedonismo’ es una disciplina filosófica que hace del placer en sí el fin de la actividad humana, y si bien eso es un exceso, todos buscamos nuestra cuota de placer, ¿verdad? El tema es que después de que lo conseguimos, nos acostumbramos rápidamente a él. Aldous Huxley dijo muy acertadamente: “El hábito convierte los placeres lujosos en necesidades cotidianas y aburridas.”
¿Cuánto nos dura la alegría de un aumento de sueldo? Hasta que nuestro presupuesto se adapta a los pesitos de más y otra vez no nos alcanza para tal o cual cosa. ¿O un artefacto tan asombroso como la planchita para el pelo? Recuerdo mi maravilla cada vez que me miraba al espejo cuando recién la compré, ahora la tengo tan incorporada que pretendo que haga milagros, como convertir mis rulos negros en el flequillo de Raffaela Carrá.
Eso es la ‘adaptación hedónica’: adaptarnos tan fácilmente a los cambios positivos que pronto se convierten en aburrida normalidad, o en el caso de los negativos, que también pasa, en desilusionada normalidad, algo mucho peor.
No estoy diciendo con eso que mi soltería, ahora casi oficial, responda a una búsqueda de placer... estaba muy enamorada de mi marido y fue un duro golpe la separación, pero mentiría si dijera que no lo superé y me adapté a las ventajas de estar sola (ya era hora, después de casi diez años). Tanto que ya estoy tan acostumbrada -y sí, ya van diez años- que aquellas cositas que me parecían maravillosas al principio (exageradamente maravillosas, lo acepto, necesitaba conformarme), ahora me parecen de lo más normales y aburridas. Ufa.
Para eso va esta lista, ¡para volverme a maravillar!
£ Se acabaron las discusiones y reclamos en general, por dinero o lo que sea.
£ ¡Tengo los fines de semana libres!! O al menos todos aquellos en que mis hijas se van a visitar a su padre, no es fácil tener licencia de mamá.
£ Disfruto una cama doble para mí solita, ni hablar de un ropero para dos personas ocupado únicamente por mis cosas.
£ ¡No hay más pantallas verdes en mi casa! Se terminaron los partidos de fútbol a toda hora o las carreras de Fórmula 1 los domingos a las seis de la mañana.
£ Puedo ver tranquila las maratones de ‘Buffy la Cazavampiros’ o algún otro de esos ‘placeres culpables’ que tengo, sin ningún tipo de tapujos o interrupciones.
£ Puedo llorar aún más tranquila cada vez que ‘Spike’ se sacrifica para salvar al mundo. De hecho, lo hago seguido, y no solo viendo a mi vampiro favorito, es que soy tremenda llorona.
También hay desventajas, lógicamente... ya no hay quién mate las arañas o arregle los enchufes, y extraño los choricitos en la estufa y los mimos mañaneros (o siesteros, o nocturnos, o... bueh, ustedes me entienden). La verdad, me cuesta pensar qué más extraño realmente: seguridad, comida y sexo; muy animalístico lo mío, ¿no?
Pero bueno, adaptada o no, disfruto mi vida tal como es en la medida de lo posible: mis hijas y yo hacemos un buen equipo. O sea que el ‘vade retro, Satanás’ es muy válido, sin perjuicio de que vuelva a tener pareja estable en un futuro incierto.
Dijera una tía vieja y muy sabia: “pantalones en mi silla, pero no en mi ropero.”
Aunque claro, si llegara a aparecer alguien a quien le guste Buffy, no mire Fórmula 1, sepa prender la estufa y tenga buen pie para las arañas y buena mano para los mañaneros, entonces, quizás, consideraría darle un cajón de mi cómoda. Solo uno.
Por cierto, ¿les dije que me estoy divorciando?
10 comentarios:
No se te ocurra volverte a casar! Aunque dicen que el hombre es el único animal que tropieza 2 veces con la misma piedra.
Besossss
Ni que te vas a volver a casar... ni que "de esta agua no beberé".... para siempre, es mucho tiempo... y lo que hoy no parece posible... mañana lo dirá
Nada de casarse de nuevo.
Qué suerte eso de los fines de semana libres...
Un abrazo.
Y es que es más una solución que una mala noticia, aunque muchas veces no se sepa apreciarlo hasta que pasa un tiempo.
Un abrazo
La verdad es que nunca he estado casada, ni tengo mucha prisa por hacerlo, pero me imagino que es como con las relaciones estables y/o duraderas... Cuando hay que cortar de raíz, aunque cueste, al final las ventajas son enoooormes en comparación con las desventajas.
Disfruta de tantos puntos positivos! :)
Norma, no está en mis planes, ¡para nada! Pero acepto eso de que tropezamos con la misma piedra, jaja.
Atonau, estoy de acuerdo, como le dije a Norma, no está en mis planes, pero tampoco tengo una bola de cristal. Lo que sí sé es que no tengo ningún interés en repetir la experiencia, o al menos de volver a pasar por un juez :)
Muchos saludos y gracias por comentar!!!
Negre, ¡los fines de semana libres son una bendición!! Un par de días de tranquilidad son el tiempo justo además, cuando las empiezo a extrañar, ¡ya están de vuelta!
Todas las mamás deberíamos tener esos tiempitos para nosotras, sin tener que pasar por una separación para lograrlo, claro!
Sese, es verdad, me costó un poco poder poner distancia como para reconocerlo, pero una vez que pasé el duelo, pude hacerlo. Dicen que el tiempo cura todos los males, pero creo que más bien, nos da perspectiva para ver las cosas como son.
Besos a ambos!
Sonix, para mí matrimonio solo se diferencia en un papelito que lo hace legal, el compromiso, si existe, es el mismo. Y sí, cuesta, pero cuando uno pone las cosas en perspectiva, si se rompió el vínculo las ventajas suelen ser mayores que las desventajas. ¡El tema es llegar al punto de reconocerlo! Por lo pronto, sigo disfrutando mis maravillosas ventajas, ¡tal cual!
Besos!
No sabes como te comprendo.
La verdad es que imagino que el proceso cuando hay hijos de por medio es infinitamente más complicado, pero eso de la cama doble, y el mando para una sola tiene sus ventajas.
También sus desventajas, claro esta, pero a mi me encanta el silencio y el hacer lo que te viene en gana en todo momento.
Lo malo es el trago, que a veces cuesta mucho de superar.
Me ha encantado la frase pantalones en mi silla pero no en mi ropero, oye!! genial!
Habrá que aplicarse el cuento.
Besos mediterráneos.
PD; me alegro de volver a leerte.
Gala,¡si será difícil de superar el trago que me costó 8 años decidirme a dar el paso definitivo del divorcio! Los hijos hacen todo el asunto más complicado, sobre todo porque la ruptura nunca será del todo, el vínculo es para toda la vida, lo quiera o no. Por suerte para mis niñas, mi relación con mi ex no es tan compleja y la llevamos bien, siempre tratamos de no dejarlas en el medio, no usarlas de rehenes.
¡Y la cama para mí sola es un placer!!!!
Es bueno volver a verte por aquí a ti también, un saludo muy grande :)
Y vos, ¿qué opinás?