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viernes, 24 de mayo de 2019

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Cuatro letras

Si me preguntaran cuándo empezó todo, yo les diría que no fue un momento, sino una letra la que nos juntó. Allá por el '82 estaban todas las ves juntas, por esa manía que tienen los profesores de sentar a los alumnos por lista, entonces y hoy en día. Porque seguro los chicos se van a portar mejor si los clasifican, como si fuera imposible que las ves se llevaran bien, tanto o mejor que todas las áes, las haches y las zetas entreveradas.

Entonces, ahí estaba la letra en cuestión: Vidoni, Vieira, Vilche y Vomero, sentaditas una atrás de la otra. Y como las filas iban y venían, también había una a y una ce, de Alayón y Chiappara, coladas en el mismo sector. Claro que ninguna estaba más colada que yo, con mi ele de López, que me negaba a separarme de mi mejor amiga, aunque eso significara rebelarme contra el sistema –y mi propio apellido. Tal como la piedra de Sísifo, cada vez que me mandaban a mi lugar, de alguna manera volvía a rodar hasta las ves.

Y así fue como empezó, por un capricho del alfabeto. Hace 37 años éramos cuatro letras. Ahora somos una sola palabra: amigas.

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