Existen miles teorías de conspiración, demasiadas; si googleamos ‘teoría de conspiración’ aparecen aproximadamente… 276.000 direcciones para el paranoico interesado (si ingresamos ‘conspiracy theory’, aparecen 11.600.000 resultados). Claro, muchas serán teorías, y otras no tanto – seguramente la mejor forma de ocultar una verdad es tildarla de teoría de conspiración… y no hablo solo de extraterrestres, los Illuminati, o el pobre Kennedy, recuerden lo que decía Stephen King: “el mayor poder de los vampiros es que nadie cree en ellos…” (las miles de adolescentes enamoradas de Edward Cullen estarán de acuerdo con él).
Según la Santa Wikipedia, una teoría de conspiración es la explicación de un evento o cadena de eventos ya sucedidos o todavía por suceder (generalmente de carácter político, social o histórico) a partir de la ocultación de sus verdaderas causas al conocimiento público o a un complot secreto, a menudo engañoso, por parte de un grupo de personas u organizaciones poderosas e influyentes que permanecen en la sombra. Interesante, ¿no? Siempre es bueno tener a quien culpar por las malas rachas.
El tema es que estoy encantada con la última teoría de conspiración de la que me enteré – y no hablo de la fiebre porcina, sino de mis pseudoamigos los gatos.
Que los gatos son malignamente inteligentes, nadie lo duda, y que son deliciosamente perversos, tampoco. Que son independientes, zalameros e interesados, menos. Que en realidad no tenés un gato, sino que el gato te tiene a vos, tampoco es novedad – debe ser el único caso en el que los roles de dueño y mascota se invierten tan engañosamente. Pero hasta ahora los consideraba criaturas relativamente inofensivas (aunque tengo una cicatriz indeleble en una mano que prueba lo contrario), hermosos de ver en movimiento, gráciles, elegantes, fluidos…
Sin embargo, este sitio sostiene que algunas de las características de estos animalitos traicionan sus intenciones siniestras. Existen signos inequívocos de que los gatos intentan matarnos… vean por ustedes mismos, aquí hay algunos ejemplos. Y si esto no es una teoría de conspiración, no sé qué lo pueda ser. Nadie me puede discutir que los gatos no puedan calificar como "un grupo de personas u organizaciones poderosas e influyentes que permanecen en la sombra".
Cuando sus gatos tiran piedritas sanitarias por todas partes innecesariamente, en realidad están practicando cómo enterrar cuerpos. El nuestro, se supone.
Cuando les traen animales muertos no les están haciendo regalos, les están haciendo una advertencia. Mejor no miren como juega con dichos animalitos antes de darles el golpe de gracia… eso sí asusta.
Cuando los miran escondidos desde lugares oscuros, es porque desean observarlos en su hábitat natural. Supongo que la mejor forma de disuadirlos de sus tenebrosos propósitos es mostrarnos seguros y agresivos aun en la intimidad… cuidado con los cajones de la heladera, no los cierren con demasiada fuerza. Son frágiles (lo digo por experiencia propia).
Cuando duermen sobre sus artefactos eléctricos están intentando entorpecer toda comunicación con el mundo exterior. Ellos saben que nuestra tecnología es superior, no son tontos.
Si aún no están convencidos, pueden hacer un test para saber qué posibilidades existen de que sus gatos estén planeando matarlos clickeando sobre mis resultados ahí abajo. Y hablando de resultados, ¡96%!! Si lo multiplicamos por la cantidad de gatos que tengo, o sea dos, me sorprende que pueda estar escribiendo esta entrada.
Más vale prevenir que curar, a partir de hoy los gatos duermen afuera.
martes, 11 de agosto de 2009
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¿Gatos conspiradores?
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5 comentarios:
Me encantó el artículo pero igual creo que mis gatos, Lorenzo y Pelusa, no entran dentro de las estadísticas a las que hiciste referencia. Antes de pensar en matarme a mí, matarían al perro insoportable que les hace el martirio todo el tiempo. A mí sólo me dan mimos y me agradecen todo lo que hago por ellos. En mi casa, ellos duermen afuera, sólo entran para comer y para socializar un poco.
Estoy seguro que mis gatos quieren matarme. Sólo un poquito, pero seguro que quieren. Si no la pequeña no se sentaría sobre mi cabeza cuando duermo.
Sin la menor duda. Como bien dicen en el sitio web original: es díficil que los gatos puedan sofocarte, pero eso no les impide intentarlo. Buena suerte!!
Lindo y muy interesante tu blog. Me gusta mucho la variedad y el buen gusto de tus entradas.
Suerte en el concurso!!
y todavía preguntás por qué no me gustan los gatos?
Y vos, ¿qué opinás?