Hace muy poco, y por medio del Facebook, me volví a encontrar con uno de esos antiguos compañeros de clase que una recuerda siempre, seguramente porque me gustaba mucho –aunque él solo tuviera ojos para la morocha de pelo largo preciosa que se sentaba en la primera fila [#bruja].
Gabriel emigró a Brasil hace años, es fotógrafo profesional, y se especializa en fotos de olas y surfistas. Tiene un ojo increíble
y el pulso perfecto para sacar fotografías del océano, tanto dentro como fuera el él; sabe captar el momento único en que rompe la ola, la tabla parece suspendida sobre la espuma, o el sol se vuelve uno con el agua. No hay dudas de que la fotografía es un arte, y Gabriel un artista.
Hace poco le hice llegar mi honesta admiración en un comentario. Él me recordó a nuestra profesora de dibujo en cuarto año del secundario. Ella había sido una gran influencia en sus opciones, en su artes, sobre todo en las imágenes del mar. Yo, la verdad, me había olvidado completamente de ella; es como si no hubiera existido.
Eso me hizo pensar. Es increíble cómo la gente puede dejar huellas tan profundas en algunos y desaparecer de la memoria de otros.
Ojalá en algún momento, algún alumno me recuerde con tanto cariño como Gabriel la recuerda a ella.
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2 comentarios:
Preciosas fotos. Qué envidia me da la gente con ese arte...
Estoy segura de que tú también dejarás huella en muchos alumnos. Ya lo verás. Un besote!!!
¿Verdad que sí? Es envidiable tener ese ángel. Y con respecto a lo otro... ¡eso espero!!
Un beso grande!
Y vos, ¿qué opinás?