Alguien en mi barrio está envenenando gatos. Ya aparecieron dos mininos muertos en mi jardín, uno de ellos mi pobre Blue – que en paz descanse – y el segundo un ‘novio de Flor’, mi otra gata. A la vecina de la vuelta también le mataron el gato y una amiga de mi hija mayor perdió el suyo hace dos días. Anoche, mientras preparaba la cena, Flor entró haciendo eses, presa de espasmos musculares y con la boca llena de espuma, la última víctima. Salimos corriendo para la veterinaria entre llantos varios: mis hijas lloraban, yo lloraba, y la gata lloraba, parecía un réquiem de Mozart. Sin embargo, pese a los pronósticos y seguramente gracias a algún dios ignoto de los gatos, la doctora pudo detener el daño con un antídoto y mucho suero; Flor todavía no está fuera de peligro pero sobrevivió la noche y viene defendiéndose con fuerza, para ser una gatita que aún no tiene un año.
Mi hija Alessa y Silver, otro gatito que
envenenaron mis buenos vecinos.
No me voy a poner a hacer discursos sobre la maldad de la gente – que alguien se entretenga matando gatos ni se compara con otras cosas que puede llegar a hacer el ser humano – pero estoy tan enojada que no puedo menos que escribirlo acá aunque sea.
EDICIÓN: por suerte Flor se salvó, después de tres días de antídoto y suero pudo sacar el veneno de su cuerpo y se recuperó. Ya anda por acá, ronroneando y pidiendo leche como los siameses de la Dama y el Vagabundo.
7 comentarios:
Le voy a contar mi historia. Cuando tenía 14 años solía ir a pescar con mi vecino, que más o menos rondaba mi edad. Un día, luego de una victoriosa pesca con algo así como 31 ejemplares de roncaderas y borriquetas, decidimos, con toda la voluntad del mundo, donar los pescados a un par de gatitos vagabundos que vivían en un baldío frente a casa, y que la gente en amenudo les llevaba comida.
Recuerdo ya estar subiendo el ascensor del edificio, luego de haber presentado todos los pescados ante los gatos, cuando mi vecino me dijo "che, ¿vos le sacaste el anzuelo de la boca a aquel pescado?".
Pero ya era demasiado tarde. A los pocos días recuerdo haber visto a uno de los gatos muertos, y una vecina maldiciendo, indignada, "quién habrá sido el hijo de puta".
Justo hoy puse unas pinturas de gatos.
Me acuerdo de chico los cuentos de que habían paresonas que le ponían vidrio a la carne picada para matar a los perros callejeros.
No sé que placer le podría encontrar una persona a matar animales.
Y Santiago, está de menos cuando pasan cosas así. Recuerdo, de chico, haber tenido un hamster que con cuidad lo puse a la sombra. No calculé que para la tarde el sol le iba a pegarle de frente y el bicho murió calcinado. Muy desagradable.
Siento mucho lo de tus gatitos.
De pequeño murieron tres gatas que teníamos en casa, tambien envenenadas por algún desaprensivo. Lo pasé tan mal, que nunca he vuelto a tener gatos. Mi hijo mayor, que tiene seis años, lleva mucho tiempo pidiéndome un gatito, pero se ha tenido que conformar con dos peces de colores. A esos no me los envenenará nadie.
Saludos. Espero que Flor mejore.
La pobrecita está cada vez peor; la veterinaria dice que esta noche es determinante, si la pasa, tal vez tenga chances. La verdad es que la impotencia y la furia hacen que me den ganas de seguir tu ejemplo, Perikiyo, y olvidarme de tener más gatos.
Sebastián y Joaquín: no creo que haya un niño que se haya criado con animales que no tenga alguna anécdota más o menos lamentable en su haber. Yo recuerdo una vez que me pidieron que atara al perro, y no tuve mejor idea que atarlo al asa de la olla donde mi abuela estaba preparando mermelada, en una de esas estufas de querosene que también sirven para cocinar. Según mis mayores, yo era demasiado pequeña y no recuerdo, el animal era tan inteligente que se quedó quietito, atado a esa olla hirviendo a fuego lento hasta que mi abuela se dió cuenta y lo soltó. Por suerte no hubo nada que lamentar, pero se salvó por un pelito -o una neurona- el pobre Cazán.
La verdad es que de lo que más se encuentra una abandonados son gatos, no sé porque.Hay quien dice que no es bueno alimentarlos ni dejarles comidas a los gatos callejeros pues entonces se reproduciran y no les estaremos haciendo ningun bien sino alcontrario, seguir agrandando el problema.Habría que buscar una solución pero eso va dentro de la educación y el concuencias que no hay que abandonar a los animales cuando ya no nos sirven , pues hay múltiples sitios donde encantados los acogen.Saludos y lo del pelo...miratelo aunque no sabría decirte.Saludos
Que buen blog y tienes toda la razon, te felicito nuevamente por tu blog y te invito a ver mi tributo a Jim Carrey en mi blog.
Boris: muchas gracias! y ya mismo voy a visitarte.
Nykaa: tienes razón, los animales abandonados son un problema por muchos motivos, y definitivamente la 'solución' que encontró mi vecino no es tal, si es que esa era su preocupación en primer lugar. Mató animales que no eran callejeros en su cruzada.
Y vos, ¿qué opinás?