Joven leyendo, 1850
Franz Eybl
Me enteré de que existía este libro en casa de la Vaga, ya no recuerdo ni en qué circunstancias. La idea era que luego de conseguirlo ella, me lo prestaría, lamentablemente nunca lo consiguió porque me quedé con las ganas de leerlo hasta hace poquito que por fin logré poner mis manos sobre él.
“Las mujeres, que leen, son peligrosas” es un libro de Stefan Bollmann en el que el autor nos invita a recorrer con imágenes la historia de la lectura femenina. “Desde Rembrandt hasta Hopper, pasando por Matisse, Manet o Casas”
Las reproducciones de cuadros de diferentes épocas y estilos retratan mujeres leyendo; desde figuras religiosas como la virgen María, con cara de fastidio ante la visita del ángel Gabriel que anuncia un embarazo no deseado justo en medio del capítulo más interesante del libro, o María Magdalena, imaginada por dos artistas diferentes, enfrascada en la peligrosa actividad de la lectura, tramando vaya a saber qué cosas – y sí, ya sabemos todos que María Magdalena era una mujer maaaala. También aparecen mujeres que hicieron historia, como Madame Pompadour y Leonor de Aquitania, o personajes literarios como la desafortunada Francesca con su Paolo, pero la mayoría son mujeres anónimas que sólo tienen en común su amor por los libros. Niñas y ancianas, madres y vírgenes, aristócratas y criadas... todas leyendo.
Me gusta pensar que soy peligrosa, no a lo Gatúbela o Lilith, pero sí a lo mujerqueleedesdequeaprendióaleersiglosatrás, y por supuesto, a lo mujer insumisa, que, según el prólogo de la editora catalana Esther Tusquets, es la cualidad que mayormente se quería aplastar al limitar el acceso a la lectura a las mujeres:
Durante siglos han sido muchos los hombres a los cuales las mujeres que leen les han parecido sospechosas, tal vez porque la lectura podía minar en ellas una de las cualidades que, abiertamente o en secreto, a veces sin ni confesárselo a sí mismos, más valoran: la sumisión.
No creo que haya dudas con respecto a la veracidad de esa hipótesis, o los libros no hubieran sido tan celosamente guardados, elegidos o directamente prohibidos. Existen cientos de testimonios sobre esto, además, del puño y letra de filósofos, médicos, humanístas y sí, ¡hasta pedagogos!
La falta total de movimiento corporal durante la lectura, unida a la diversidad tan violenta de ideas y de sensaciones sólo conduce a la somnolencia, la obstrucción, la flatulencia y la oclusión de los intestinos con consecuencias bien conocidas sobre la salud sexual en ambos sexos, muy especialmente del femenino.Karl G. Bauer (1791)
La lectura sin gusto ni reflexión representa un despilfarro insensato, un temor insuperable ante cualquier esfuerzo, una propensión ilimitada al lujo, un rechazo a la voz de la conciencia, un tedio de vivir y una muerte precoz.Johann Adam Bergk (1799)
Las mujeres no deben seguir su propio juicio, dado que tienen tan poco.Juan Luis Vives (1523)
Esther Tourquets
Por supuesto, un punto que no toca este libro, aunque Esther lo menciona en su prólogo - et tu, Esther!, y que no es un punto menor, es la calidad de la lectura de las mujeres. Muchas veces se subestiman nuestras opciones al momento de leer, generalizándonos a todas como lectoras o autoras de la dudosa categoría de los “libros de mujeres” o "literatura femenina". No importa si nos decidimos por Corín Tellado o Doris Lessing. Pero bueno, eso ya es material para otra entrada.
Yo siempre digo que leo lo que me gusta, no lo que me debería gustar, y estoy cansada de que tilden mis elecciones de poco edificantes, o me miren como a una hereje (aunque ya estoy acostumbrada al epíteto, la verdad) si digo que nunca pude entrarle a "Cien años de soledad". Me consuelo pensando que en eso, como en tantas otras cosas, tampoco soy sumisa.
7 comentarios:
cuento con moraleja:
Una pareja se fue de vacaciones a una laguna donde se podía pescar.
El esposo amaba pescar al amanecer y a su mujer le encantaba leer.
Una mañana, el esposo volvió después de varias horas de pesca y decidió
tumbarse y dormir una pequeña siesta.
Aunque no estaba familiarizada con el lago, la esposa decidió salir a
pasear en el bote.
Remó una pequeña distancia, anclo el bote y retomó la lectura; de su libro.
Al poco rato apareció el guarda y le dijo:
- Buenos días señora... Qué esta haciendo?
- Leyendo - respondió ella, pensando "Es que acaso no es obvio?
- Se encuentra en un área de pesca restringida.
- Pero si no estoy pescando...! No lo ve?
- Si, pero tiene todo el equipo. Tendré que llevarla conmigo y ponerle
una multa.
- Si usted hace eso lo denunciaré por violación! - dijo la mujer indignada
- Pero si ni siquiera la he tocado...!
- Si, pero tiene todo el equipo!
MORALEJA
Nunca discutas con mujeres que saben leer.
saludos
VAGA
pd: este cuento lo inventó alguien que teme a las mujeres que leen, no?
¡Sin la menor duda!
No pudiste entrarle a "Cien años de soledad"???No tenés perdón de Dios!!! Esa obra magistral a la que nadie debería resistirse!!!
¡Otra más que me mira como a una hereje!!! ¡Sabía yo!
Cinthia, estoy de acuerdo contigo. Es una obra para no perdérsela; eso si, con un lápiz y una hoja grande a tu lado. Y si la lees una segunda vez, es más exquisita.
Efectivamente si las mujeres leemos, nos volvemos más peligrosas porque empezamos a cuestionar las cosas que nos suceden, el entorno en el que vivimos. En fin, que si leemos, pensamos y si pensamos, cuestionamos y si cuestionamos hacemos por cambiar lo que no nos gusta y nos volvemos activas. En definitiva abandonamos el papel sumiso que se nos había adjudicado tantos años atrás.
Enhorabuena por tu blog.
Hola ipecan, me alegra mucho leerte por aquí. No hay duda de que somos peligrosas, las mujeres pensantes y enteradas somos mucho más peligrosas, precisamente por esas cosas que mencionaste. Por eso debemos leer mucho, y escribir mucho, y cuestionar mucho. Es la única forma de no ser sometidas.
Muchas gracias, me alegro que te guste el blog. Bienvenida!
Y vos, ¿qué opinás?