miércoles, 17 de febrero de 2016

Resoluciones de Año Nuevo o encarando el Nido Vacío

Generalmente me cuesta un par meses decidirme a cambiar de año. Lograr esa sensación de hojanuevaenellibrodemivida me lleva fácil todo el verano, y suele coincidir con el comienzo de las clases. Recién ahí arranca mi año nuevo y recién ahí puedo empezar a pensar en encarar algún tipo de lista, proyecto o resolución para los meses venideros. A lo mejor es un problema de negación, o el calor que me aletarga, o a lo mejor simplemente es que soy uruguaya y dejo todo para después. La cosa es que recién ahora, a mediados de febrero, me puse a pensar en mi futuro cercano.

Creo que lo más movilizador que va a tener mi nuevo año es que mi hija mayor se muda de casa. Como tantos jóvenes del interior, debe irse a la capital para sus estudios terciarios; y como tantas madres de jóvenes del interior, debo procesar que mi nena se va.


Teniendo en cuenta esto, son dos las cosas que me preocupan en el momento: por un lado, la plata. Tener una hija viviendo en otra ciudad es costoso, y por más que tengo el apoyo económico de los abuelos, no hay dudas de el tema plata este año va a ser un poco difícil. Y por el otro, la distancia. ¡La nena se va!

La plata. Para solucionar este problema tengo varias opciones, lo ideal sería conseguir otro empleo, pero como ya trabajo 52 horas por semana, se me complica un poco, así que se me ocurrieron algunas alternativas:

âPlan B: Podría hacer una Walter White y ponerme a fabricar cristalitos azules. Todavía tengo el texto de Química que le compré a Elisa hace un par de años: tiene como 2000 páginas, por algún lado andará la receta de las metanfetaminas. Después lo único que necesito es conseguir un par de pitbulls, contratar algunos minions con buenos bíceps para que se encarguen del trabajo sucio, y hacer unos libritos tipo Avon para ofrecer mi merca(ncía).

âPlan C: Robar un banco. Para que no digan que no soy una persona eficiente, podría usar los pitbulls y los minions musculosos del Plan B para asustar a los cajeros y lograr que me den el botín. Eso sí, como acá en Piriápolis hay un solo banco, mejor me voy a robar financieras a Punta del Este. Tiene mucho más glamour.

La distancia. ¡Ahh, el famoso síndrome del nido vacío!! Ya me vengo haciendo a la idea desde hace tiempo, pero ahora que llegó, me da un poco de miedito esto de pasar a tener solo la mitad de la familia en casa. Por suerte mi hija menor todavía es chica y faltan años para su partida, así que mi desesperación no va a ser tan grave. Creo.

Acá se me ocurrió que más que una lista de las cosas que podría hacer, tengo que pensar en una lista de las cosas que NO debo hacer:

â NO mudarme a Montevideo. Eso es un gran no-no. Ella necesita su espacio y yo el mío, y Alessa todavía me necesita a su lado.
â NO aconsejarle estudiar carreras raras,como Arqueología o Biología Marina. ¿Que qué tienen de malo esas carreras? Absolutamente nada, pero seguramente no consigue trabajo nunca y en unos años tiene que volver a casita con mamá.
â NO llamarla cada cinco minutos (ídem los sms, whatsapp y/o emails). Para empezar, no hay plan de datos que alcance, y para seguir, sería como vivir a analgésicos en vez de sacarte el diente de una vez. Se fue y hay que asumirlo. Es preferible que disfrute mis llamadas, a que cada vez que vea mi nombre en la pantalla se pregunte qué quiero ahora .
â NO ser morbosa. Esto viene vinculado a la anterior: hay que recordar que las malas noticias viajan mucho más rápido que las buenas; si no me llama, no quiere decir que esté en una cuneta desangrándose (además en Montevideo no hay cunetas).
â NO vaciarle el dormitorio. La idea de armar un precioso escritorio para mí en su cuarto es muy tentadora, pero ya me lo prohibió terminantemente.
â Y por último: NO vivir llorando por los rincones, me puedo resbalar en los charcos.

Bueno, creo que como resoluciones de principio de año (aunque sean a marzo) están bastante bien. No tengo mucha experiencia en el tema, pero dicen que los drug dealers y los bank robbers se llenan de plata, y estoy segura de que podría ser buena en eso de llenarme de plata (ya soy experta en gastarla), así que el primer punto está cubierto.

Por otro lado, si me porto bien y no hago esas cosas espantosas, probablemente sobreviva al síndrome del nido vacío sin apabullar/ahogar a mi hija mayor. No sé si puedo decir lo mismo de la menor, que va a ser la que me aguante durante todo el proceso, ¡pobre Alessa!

Próximamente pensaré en una lista al respecto, lo prometo.

3 comentarios:

  1. Si consigues no llamarla cada cinco minutos la tendrás contenta. Lo demás, viene solo. Ve buscando máscaras para el atraco. Jajajaja. Besotes y ánimo en esta nueva etapa!!!

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  2. A mí todavia me cae lejos el que se vayan del nido, pero supongo que me pasará algo muy parecido a tí. Y oye, lo de la plata, como lo ilegal suele ser peligroso y ya trabajas muchas horas o toca apretarse el cinturón (que no siempre es posible) o el que se va fuera tiene que empezar a buscarse la vida en lo económico, con algún trabajo por horas.-

    En cuanto a los propósitos de año nuevo cada uno los hace cuando puede ;)

    Besos!

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  3. Pasé por esas cosas,pero lo de robar un banco no se me ocurrió,jajajajaja,pasa,todo pasa y esto también pasará.abrazo.

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