Mis hijas y yo estábamos muy intrigadas sobre qué significaba esa muñeca, allí parada, día tras día. Como aparecía frente a una cebra, la hipótesis de mi hija menor era que indicaba el paso peatonal, pero mi hija mayor precisó, con mucha lógica, que era una ‘nena’, así que la hipótesis no se verificaba. Tampoco parecía estar dando un mensaje, ni ofreciendo un servicio o producto; era una total incógnita.
Pues bien, la incógnita se develó un par de semanas después: esa ‘muñeca’ se llamaba Rebecca, y era parte de la campaña "Mujeres por la ciudad", que, además de en mi ciudad, también se implementó en otras localidades de Uruguay, así como en varias ciudades de Sudamérica como Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Medellín, Bogotá, Lima, Santiago de Chile y Ciudad de México.
El tema es que todos en Piriápolis, y en todas esas otras ciudades de América, fuimos parte de un experimento urbano que expuso, simbólicamente, a estas mujeres a nuestras comunidades durante 15 días.
La segunda etapa consistió en que luego de un período de exposición de unos 15 días aproximadamente, las siluetas fueron intervenidas por un cartel que explicaba el motivo de la instalación: "¿Ahora lo ves? la violencia hacia las mujeres también está en la calle."
En tercer lugar, se convocó a un evento de recuperación al que se invitó a la ciudadanía, autoridades y a un grupo de artistas con la misión de devolverle “la integridad a cada mujer” limpiando y decorando las siluetas, para luego exponerlas en diferentes lugares de la ciudad.
Por suerte, Piriápolis fue bastante respetuoso con Rebecca: le pintaron botones y moña, una boca sonriente y, del lado de atrás, unas referencias deportivas que no entendí (soy de terror para eso). Sin embargo en la mayoría de las otras ciudades los resultados fueron desastrosos: les estamparon palabras o dibujos insultantes -la mayoría de índole sexual, las agredieron, y a algunas hasta las tiraron al piso... No voy a repetir aquí los improperios, pero siempre quedaba muy claro que los insultos, dibujos o agresiones estaban dirigidos a una mujer.
La idea era evidenciar un problema que existe en nuestra sociedad - la violencia contra la mujer, y en este sentido, creo que la experiencia tuvo el resultado esperado. Está claro que nadie puede negar la inseguridad que existe para las mujeres en la mayoría de las ciudades del mundo: no es un tema nuevo, pero este tipo de acciones deja esa violencia en evidencia e invita a la gente a reflexionar, informarse y opinar sobre el tema.
Para mí, la reflexión ya es un éxito en sí misma. Chapeau a quienes cranearon esta experiencia y la pusieron en práctica, me pareció realmente muy buena.
Otra cosa que quería compartir con ustedes es que, aquí en Piriápolis, la tercera etapa de la campaña estuvo a cargo de nuestras alumnas de 6º año de Arte y Expresión, que dirigidas por mi compañera Beatriz, profesora de Arte y Comunicación Visual, trabajaron mucho para devolverle la belleza a Rebecca y dejar su mensaje bien claro. Chapeau para todas ellas también.
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