pero no las que andan a botón.
Yo las quiero de la mano de una abuela
que me las lea en camisón.
María Elena Walsh
Llueve, estoy en la cama, tengo los pies congelados y extraño los calcetines de dormir que me tejía mi abuela. Me compré un calienta camas y hasta lo bauticé como a Harrison Ford, pero no es lo mismo; aquellos calcetines de lana tenían calidez incorporada. Estoy como el osito Osías, solo que, en vez de cuentos, yo quiero tibieza de las manos de mi abuela, no de la que anda a botón (perdón, Harry, pero es así).
Aunque, shhh, no digan nada: tengo un par guardado y sin uso. Mi abuela ya no puede tejerme calcetines para dormir –o teje, pero no me los puede mandar desde donde está– así que mientras haya un par sin estrenar en el cajón, puedo imaginar que me los regaló ayer.
Ya sé que ese tipo de pensamiento mágico no tiene mucho asidero, pero entibia el alma, si no los pies.
Jo, pues justo hoy hablé con mi abuela (ya se sabe que todos tenemos dos abuelas, pero solo una de ellas es como una madre... al menos en mi caso) y mira que me he emocionado y todo. La mía, por suerte, aún vive. Es precioso que tengas un par sin estrenar en el cajón. Allá donde esté, seguro que ella también te echa mucho de menos.
ResponderEliminarUn beso!
Ojalá y mi abuala me hubiera tejido algo así para el frío alguna vez... creo que justo en este momento serí ideal porque el clima está de perros, tanto que me acabo de resfriar y estoy toda apachurrada.
ResponderEliminarBonita entrada mujer, como siempre un gusto pasar por acá. Un abrazo!
Mi abuela también me tejía de niña esos patucos de lana. Picaban los pies para morirse, pero qué calorcito daban. Ahora no sé si me los pondría por culpa de mi dermatitis, pero lo cierto es que los echo muchísimo de menos.
ResponderEliminarPreciosa entrada.
Un abrazo.
No he vuelto a tener nunc jerseys ni bufandas como las que hacía mi abuela de punto. Aquí hace un calor de muerte estos días. El verano entra con fuerza.
ResponderEliminarMi abuela tambien me hacía bufandas, larguisimas, porque así se lo pedía.
ResponderEliminarCanción que me gustaba mucho cuando era pequeña, y ahora también a mi hija.
ResponderEliminarYo cambié los calcetines por una bolsa de agua caliente (de un oso); calcetines que no fueron tejidos por mis abuelas porque no las conocí. Pero te mando también algo del calor veraniego de aquí.
Un abrazo.
En mi caso, mamá me tejía los zapatones de lana para dormir ( y yo aprendí a hacerlos también), pero mi abuela me entibiaba el cuerpo con sus deliciosas sopas de verduras y fideos cabellos de ángel ...y con sus cálidos mimos que sólo las abuelas pueden dar. Beso.
ResponderEliminarBea, mandame un poquito de calor ensobrado, sí. Me encantaría, estamos pasando un invierno, más que frío, muy húmedo :(
ResponderEliminarSonix, entiendo perfectamente lo que dices, yo también tenía una sola abuela/madre, de la otra no me sentía tan cercana. La verdad es que a veces la echo mucho de menos, pero tuve la suerte de tenerla hasta hace un par de años (que teniendo en cuenta mi edad, no es poco :).
Karlita, muchas gracias. Yo por ahora me vengo salvando de los resfríos, por suerte, pero me temo que alguno me agarraré antes de que termine el invierno. ¡Lástima no tengas zapatones de lana!!!
Saludos a las tres, muchas gracias por comentar :)
Perséfone, yo me los tenía que poner por encima de otro par de medias más tradicionales, sino me enloquecían de tanto que picaban, jajaja. La verdad es que eran muy, muy calentitos, que pena que ya no puedas usar nada similar.
ResponderEliminarAlcorze, las abuelas tejían distinto, no hay nada que hacer. Si vas a comprar algo de punto, no vas a lograr el mismo efecto, por más bien hecho que esté... era el cariño que le ponían, sin dudas.
Disfruta el calorcito, te envidio :)
Roxe, te imagino con unas bufandas de dos metros de largo, y me muero de risa. ¿Sos muy friolento?
Abrazos!!!
Negre, la canción es preciosa, por aquí Ma. Elena Walsh es un icono de la música infantil, me alegro que la conozcan tanto por allá. Yo antes tenía bolsita de agua caliente, pero esa sí la pude suplantar por mi calienta-camas, me gusta mucho más.
ResponderEliminarMe viene muy bien el calorcito estival, ¡gracias!
Eli, uff, no me hagas empezar con la cocina de mi abuela, ¡qué delicia! Siempre tienen alguna forma de hacernos llegar su cariño, ¿verdad?
Besos y gracias por comentar :)
Los calcetines y las croquetas.... son los de la abuela.
ResponderEliminarOjala hubiera guardado yo unos calcetines.
Besos
Jaja, en mi caso los calcetines y los panqueques de dulce de leche :)
ResponderEliminarBesos!
Qué bonito... hay cosas y recuerdos que acarician el alma
ResponderEliminarQué entrada para más tierna!... Dulces mimos para tí, de tu linda abuelita.
ResponderEliminarMe haz hecho recordar a la mía, adoraba cuando me decía: ¡Mi Nurita Lourdes!... yo la abrazaba y en su pecho sentía los cálidos latidos de su buen corazón. Ahora, está al lado del señor haciendo delicias para los angelitos.
Gracias por compartir lo de las "medias", bello detalle. Mis hijos también quieren mucho a sus abuelitas.
Felíz por tu visita a mi rinconcito, agradezco tus palabras y te espero siempre con los brazos abiertos.
Besitos desde Perú!
Hola Ana Laura, hace tiempo que no paso por aquí, así que he estado leyendo.
ResponderEliminarEsto que has escrito es bonito y entrañable. Yo solo conocí a una de mis abuelas y nunca me tejió nada, pero me dio muchas cosas, no solo materiales y siempre la recuerdo.
Un abrazo
Pues ¿sabes qué? una de las cosas que más echo de menos es haber tenido una abuela de esas dulces y cariñosas de los cuentos (y de la vida real, por lo que parece), me hubiera encantado disfrutar de una abuela así, pero por desgracia, ninguna de mis dos abuelas respondió a ese patrón (por diversas circunstancias). Un beso y disfruta de tus calcetines (piensa que has sido una privilegiada),
ResponderEliminarQue historia más maravillosa, hasta nos hemos emocionado un poco. Por un lado comentarte que normal que pases frío, con lo húmedo y lluvioso que es el invierno oriental(sobretodo para nosotros que no estamos acostumbrados al frío jaja).
ResponderEliminarLa sensación esa de tener algo guardado, de tener como un tesoro que sirve como de talisman para pensar en que esa persona querida al lado nuestro.
Nunca se van, pero no por las cosas sino por nosotros que siempre los llevamos en nuestros pensamientos.
Un saludín, GoBri!!
Que tierna tu abuela y que tierna tu entrada....
ResponderEliminarQue frioooo hace, me imagino que es peor en Piria apostale a Harry... sino le tenés fé...
Abrazote.
Mi abuela no tejía, pero hacía un porrón de cosas hasta que dejó de ver y moverse. Prefiero recordarla activa que de aquella otra manera...
ResponderEliminarTambién yo soy de calcetines en invierno (pero es que aquí es verano ahora y hace una caló que no veas killa).
:)
Mientrasleo, qué bonito. Me gustó mucho eso de 'acariciar el alma', tienes mucha razón.
ResponderEliminarNuria, gracias por tu visita, siempre es un placer visitarte y leerte. Me alegro mucho de que tus hijos tengan unas abuelas como las nuestras, por suerte mis niñas también tienen ese cariño de abuela que es tan importante.
Chary, tanto tiempo, es verdad. Me alegro que te gustara mi entrada, las abuelas vienen de todos los gustos y colores, lo importante es haber tenido a alguien ocupando ese lugar, ¿verdad?
Nieves, existen, sin la menor duda, es una pena que no hayas podido disfrutarlas. Y te agradezco el comentario, realmente me siento privilegiada por mi familia, muchas gracias.
Un saludo grande a las tres y disculpen la tardanza por responder sus comentarios :)
GoBri, tienes toda la razón, nuestro invierno no es demasiado riguroso en temperaturas (ni siquiera nieva) pero sí es muuuuuuy húmedo, y eso hace que la sensación térmica sea de más frío aún. Muy malo para los asmáticos como yo. ¿En qué parte de España están ustedes?
ResponderEliminarMe alegro que les gustara la entrada, realmente esos calcetines son como un talismán, no creo que los llegue a usar nunca :)
Ana, ¡está helado!!! Le estoy apostando a Harry todas las noches, y a la estufa a gas, y a la estufa a leña, y a la comida de olla, y a los tecitos calentitos en medio de la tarde... ya no sé a qué NO le apuesto, jajaja. Me alegro que te gustara la entrada :)
Sue, mi abuela tejió hasta que dejó de ver también. Igual que tú, prefiero recordarla activa y en alguna de sus múltiples tareas. ¡Aprovecha el calor mientras dure!!
Abrazos abrigados para los cuatro!!!